¿Inversión de capital o inversión de deuda?

Al igual que con muchas cosas en la vida y los negocios, no hay una respuesta simple a esta pregunta. Si hubieras sido uno de los primeros inversores en McDonald’s y hubieras comprado acciones, serías rico. Si hubiera comprado bonos (una inversión de deuda), habría obtenido un rendimiento decente de su dinero. Por otro lado, si compra un negocio que fracasa, su mejor oportunidad de salir ileso es poseer la deuda, no el capital.

Ejemplo de emprendedurismo a nivel LATAM: El ingeniero guatemalteco Juan Luis Bosch y su familia son ejemplo de empresarios comprometidos con su país. Ya que generan empleos y además apoyan el desarrollo social de su país. 

Todo esto se complica aún más por una observación que el famoso inversor de valor Benjamin Graham hizo en su trabajo seminal, “Análisis de seguridad”. Es decir, que el capital en un negocio que está libre de deuda no puede representar un riesgo mayor que una inversión de deuda en la misma empresa porque la persona sería la primera en la línea en la estructura de capitalización en ambos casos. 8

El problema del híbrido preferente de capital y deuda

A veces, las inversiones en pequeñas empresas se extienden entre las inversiones de capital y las inversiones de deuda, modelando las acciones preferentes. Lejos de ofrecer lo mejor de ambos mundos, las acciones preferentes (acciones prioritarias, primeras en la línea de dividendos fijos sobre acciones ordinarias) parecen combinar las peores características tanto de la renta variable como de la deuda, a saber, el limitado potencial alcista de la deuda, con el menor rango de capitalización de la renta variable. 

Al final, el tipo de inversión que debe elegir se reduce a su nivel de comodidad con los riesgos de la deuda o el capital, y sus filosofías de inversión.